El regreso de Los Pie: Pogo, swing y sapucay

Vuelven los que te envuelven!!!


A nivel nacional y mundial los regresos de las grandes bandas se han hecho inevitables, y el rock misionero tampoco puede escapar a este fenómeno y es así como la banda de cabecera de la tierra colorada vuelve a agitar la mística que generó en la última década.


Si amigos, vuelven LOS PIE, la emblemática banda de rock que supo cosechar una considerable legión de seguidores y un consecuente mito. La cita es el Sábado 14 de noviembre en las instalaciones de la Casa Paraguaya, las entradas anticipadas ya están en venta a $20 en 24Kilates - Rincón Musical - De La Mente Records - Musical GEM (en puerta $30)


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Se formaron en julio de 1992 y sus primeros repertorios se basaron en covers de bandas a las que admiraban mucho como Living Colours, Red Hot Chili Peppers, Pixies, James Brown, Funkadelic. Entre mezclas de Red Hot Chili Peppers con James Brown y unos cuantos cucumelos, Los Pie logran una originalidad impecable.


Integrantes:

Dani González: Bajo

Osvaldo de la Fuente: Guitarras

Javier Chemes: Voz

Lito Dartois Batería.

Crónica de una noche ansiada.

Promediando el viernes 24 de septiembre del 2005, el comentario circuló de boca en boca, nada de volantes ni afiches, tan sólo algunas pocas pistas en las radios. Sin embargo, en la primer hora del domingo la vereda del único local que queda para dar continuidad a los recitales en Posadas estaba atiborrada de

gente. Era lo que faltaba para re-recibir la Primavera (una vez más), ¿qué mejor que otro regreso? Y la gente sabía para qué estaba ahí: volvían Los Pie, la banda emblemática del rock posadeño, luego de tres años de silencio y una olvidable presentación en el 2004 secundando a Divididos.


En el escenario, los mismos de siempre: Osvaldo De la Fuente en guitarra, Lito Dartois en batería, Dani González en bajo y Javier Chemes al frente del micrófono y además, un nuevo viejo integrante: Leandro Yahni en

teclados.


Esta noche sonaron los clásicos de la banda que estuvieron registrados en su hasta ahora único disco, “A la gente que sabe”: Prestame el Groove, Stand by me, Could be easy. Pero también hubo espacio para nuevas experimentaciones sonoras: un electrosong industrial (¿una posible banda de sonido para films ciberpunks?), muchos matices reggae en algunas composiciones y el infaltable sonido funk-core de la banda.

Ante la asfixia provocada por las diminutas dimensiones del recinto (que esta noche se hizo aún más chico) un alma caritativa prendió (¡No,no, nada de bengalas!) unos sahumerios oxigena-purificadores.


El groove prestado y regalado.

Es inevitable mencionar la ya habitual presencia de Living Colour y Chili Peppers en el sonido de Los Pie (incluida la boa de plumas portada por el guitarrista, similar a la usada el ex guitarrista de la banda californiana,

Dave Navarro en Janes Adiction) y en un poderoso cover desde Blood Sugar Sex Magic para el final.


Las perlas que coronaron la perfección fueron otorgadas por los tradicionales monólogos de Oscar Samaniego (el Enrique Simms de la banda) y su “Willy Chipá Cuerito Junior” (la hija de la emblemática serpiente de plástico que oficia de amuleto en los shows desde los noventa). Ante una cuerda que se suelta o un desperfecto técnicamente humano se hace inevitable la hibridación que emana en esos monólogos entre spanglish y anécdotas de turistas paraguayos y gringos, esos contrabandos culturales que son tan de nosotros…ejem, tan nuestros.


El clímax del recital fue a

través de un ansiado himno: Ana Zabala, con la que el público volvió a "meterle suela" como en los antológicos festivales del teatro El Desván. Volvieron las noches de fusión, experimentación con la capella de los presentes, tarareando esas frases ininteligibles en el idioma de James Brown, pero que los a

cordes transforman en código universal, sin importar la fonética de los diptongos californianos. En ese clima circense generado (otra coincidencia más con la banda de Solari y Beillison), en donde prima lo dionisiaco junto lo cool florece de nuevo el erotismo de letras como la de Stand by me (que en cada presentación se zappa de manera más prolongada y libidinosa). “Oh let me stand next to your fire, next to your …” susurra Chemes bajo el ritmo contagiante del soul hipnótico.

Memoria presente.

Pero, pongámonos analíticos (y exagerados a la vez) no podemos negar que este cuarteto es una parte fundamental de la historia del che rock (el Rock made in Misiones), una de sus leyendas, pero que a diferencias de sus colegas, sobrevive a esta mortal realidad. Inmediatamente rastreamos uno de los principales motivos de esta vigencia: Los Pie siguen calando hondo porque han sido la principal influencia para la mayoría de las bandas que actualmente llevan adelante el movimiento musical alternativo local: Neto, Kuria Muria, entre otras. Es ahí donde se produce el punto de encuentro de la generación anterior (la de la primer época, allá ité) y los púberes de ahora que comienzan a llenar los escasos locales que todavía sobran para tocar. Ese es otro karma que nos une: 17 años después de haber comenzado Los Pie, siguen faltando espacios para la música en Posadas: ni galpones, ni sucuchos, y menos aún vips rooms; los escenarios continúan extinguiéndose y al desaparecer el ecosistema, la mayoría de las bandas siguen igual destino.


Pero justamente ahora es más que nunca el momento para cambiar esta muda e impotente situación, en que al fin hay un público considerable (prueba de ello lo son las emisoras que están apostando a este target, invirtiendo incluso en la repetición de programas de la emblemática Rock and Pop de Buenos Aires) para el circuito rock local, se da la posibilidad de que Los pie tengan el reconocimiento que se merecen.


Uno de los que sabe: Entrevista con Javier Chemes

Fundador y eterna voz de Los Pie, Javier Chemes sostiene que lo que había ocurrido hace tres años fue un trauma que costó y dolió superar: “Veníamos con cuestiones como la de los tiempos de trabajo que nos coincidían, más o menos como ahora (se ríe irónicamente), no teníamos mucho tiempo para tocar. Estábamos preparando algo para ese año nuevo y venía medio complicada la mano para reunirse a ensayar, entonces Osvaldo dijo que así no se podía seguir y que estaba cansado de ese rollo. Y ahí, quedamos los tres (Chemes, González y Artois) como al principio, como cuando fuimos en el 94 con Dani a invitarlo a Osvaldo para tocar, y ocho años después él decía basta...para mí fue durísimo. Entonces vino una etapa de duelo correspondiente en la que pensé que nunca más volveríamos a tocar.”


Buscando explicaciones más profundas sobre esta ruptura, Chemes ilustra: “Nos fuimos porque estábamos necesitados de una continuidad con mayor compromiso y responsabilidad para llevar a cabo los proyectos de la banda”.


Sin embargo...esta nota nos estaría en sus manos si no hubiese un final feliz, o una especie de regreso-reconciliación como nos gusta ver en los culebrones: “Y volvimos... (hace una pausa y se detiene a reflexionar) No se muy bien porque volvimos...(otro silencio introspectivo) Por un lado, creo que había un lugar vacío, había un espacio vacío. Honestamente, creo que lo que hacemos nosotros no lo hace ninguna otra banda. Entonces, era como que en ese espacio se nos reclamaba nuestra presencia. Y creo que hay un público que es de Los Pie. Además, hay una intención de seguir creciendo con la banda, esa sería otra razón de la vuelta: todavía hay cosas para hacer.”


Respecto a la visible vigencia en el público, el vocalista nos comenta: “Ahora hay mucha gente que se está desayunando con Los Pie. Eso ocurrió siempre. Por ahí tiene que ver con que venimos tocando hace rato, ya hay mucha gente que oyó hablar de nosotros, pero que nunca nos ha ido a ver. La generación nueva, por ejemplo, de 15 y 18 años, hasta gente de 30...y más también.”


En los recitales de Los Pie se produce una interesante y atractiva combinación de sensualidad y música sumada que condimentan al clímax de la fiesta. Se crea un limbo, y lo dionisiaco se corporiza en algo semejante a las llamadas “misas del rock” de las bandas míticas, como The Grateful Dead en la California sesentista o Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en la Argentina de fin de siglo. El uso del término “misa” por los asistentes a dichos rituales urbanos y por la prensa especializada, nos remite a concepciones como la del mito y de lo sagrado sumado a lo pagano en la postmodernidad. Chemes nos da algunas pistas sobre los ingredientes de este misticismo que los acompaña: “Yo creo que en una época promovíamos explícitamente esto: el antiguo rito popular de encontrarse con el vehículo de la música, la tribu que se encuentra a bailar, el encuentro, la fiesta. Por eso creo que los ciclos “Tenga Fiesta” (realizados hace una década en teatros y espacios culturales posadeños) tenían esa impronta. Hay un ritual que tiene la misma antigüedad que el ser humano”.


Además, el entrevistado nos señala más coordenadas contenidas en las raíces negras de la música de su banda: “En el imaginario de la gente lo negro tiene un lugar muy afectivo. Uno se deja seducir por lo negro. Hay toda una tradición de lo negro como la liberación del espíritu, desde los movimientos culturales producidos por los esclavos. Consumimos mucha música negra. En ella hay un espíritu, que tiene un valor, un plus que otras músicas no lo tienen. El swing, el groove que tiene la música negra no necesita pensarse, a diferencia del rock británico, por ejemplo, sino que simplemente necesita bailarse, sentirse. Ahí hay una aproximación con lo negro, que de alguna manera la venimos a encarnar nosotros. De los 90 para acá, ese espacio, a pesar de que hay otras bandas que tocan algo que tienen que ver con lo negro, yo todavía no escuché algo que me emocione. Todavía están tocando la forma, la estructura”.


El futuro de la banda es un interrogante que va siendo desentramado, como todo proyecto cultural en este país, con mucho entusiasmo y equivalentes cuotas de incertidumbre: “Acá hay algo que nos señala un todavía, una continuidad para la banda, que no tiene nada que ver con una cuestión de edad, sino con algo absolutamente estético. Nosotros tenemos una búsqueda artística, no un panfleto musical. Para mi la música de Los Pie es una imagen, pero una imagen inconclusa. Creo que nunca vamos a concluir el cuadro, nunca va a ser un paisaje. No somos realistas, no estamos haciendo música realista.” Entre los planes concretos para este año se encuentran la mezcla final de su segundo disco, el doble “La Metafísica del Patotí" (la cual se encuentra por la mitad) y una gira por el interior (Oberá y Eldorado) para la presentación del compilado “Souvenir” del sello De la Mente Records y la posibilidad de volver a tocar en otras ciudades del país, como La Plata y Rosario. Los Pie están confirmados como un “proyecto (in)estable” sostiene socarronamente Chemes.


Por lo que parece, después de tantas idas y vueltas Los Pie, según lo confirma su voz, seguirán caminando por mucho tiempo.


Christian Giménez